En todas partes, al mismo tiempo
“En todas partes, al mismo tiempo” es la ganadora del premio Oscar a mejor película en 2023. Sin hacer un spoiler de su trama, el título alude a la forma en que los problemas y el caos suceden y siguen a los personajes donde sea que vayan, todos a la vez, simultáneamente. De esta misma forma, es como se presentan los datos y los softwares inteligentes en nuestros días. Se empieza a hablar de inteligencia artificial ubicua por el hecho de que la misma está presente incluso en los lugares o ámbitos menos pensados. Desde herramientas de uso diario como Google Maps y los Marketplaces, hasta sistemas para optimizar el flujo de trabajo como el nuevo paquete Office lanzado por Microsoft impulsado por GPT-4.
Estamos en un mundo en el que cada vez más las industrias toman decisiones trascendentes guiadas por datos. Los departamentos legales de las empresas no se quedan atrás y han comenzado a sofisticarse, para pasar a ser gestionados de manera empresarial, registrando métricas y buscando eficiencia. Este contexto, pone en evidencia la necesidad de nuevos tipos de abogados, capaces de desarrollar nuevas habilidades para entender la transformación y el nuevo paradigma complejo hacia el que estamos avanzando.
Richard Susskind ha sistematizado y analizado los nuevos tipos de trabajos o roles que asumirán los abogados del futuro. Remarca que en un contexto en el que el servicio legal se vuelve poco práctico o inimaginable sin IT, es vital tener tecnólogos legales experimentados que puedan cerrar la brecha entre ley y tecnología. A continuación, nos centraremos particularmente en los ingenieros legales y las características de su labor.
De abogados que programan e ingenieros que abogan
A medida que el servicio legal se estandariza y se computariza, se requieren abogados con nuevos tipo de perfiles y conocimientos, algunos de ellos, llamados por Richard Susskind como “ingenieros del conocimiento legal”, para organizar y modelar piezas de servicios y procesos legales complejos. La ley deberá ser analizada, destilada y luego introducida en los sistemas informáticos para incorporar prácticas de trabajo estándar que podrán resultar en algún tipo de servicio legal en línea.
Sin embargo, como hemos adelantado, esta no es la única categoría que el autor contempla. Susskind hace finas distinciones entre ingenieros de conocimiento legal, ingenieros de información legal y tecnólogos legales, entre otros, asignándole funciones muy específicas a cada uno de ellos. Si bien es cierto que las distintas profesiones producto de la combinación de derecho y tecnología pueden irse refinando y multiplicando con el tiempo hasta alcanzar un mayor desarrollo en el futuro, consideramos que la profesión del ingeniero legal en la actualidad es más amplia, y engloba un gran conjunto de tareas y capacidades, que hace que los profesionales puedan adaptarse a las necesidades actuales de su organización.
En este sentido, los ingenieros legales son aquellas personas que interactúan con los profesionales jurídicos y con los profesionales de perfil técnico -ya sean estos últimos ingenieros informáticos, científicos de datos o tecnólogos-. Para que esta interacción sea efectiva, necesitan tener conocimiento especializado de los dos campos: por un lado, de los procesos legales y por el otro, de las potencialidades, funcionamiento y debilidades o desafíos de las distintas tecnologías.
Suele pensarse que los ingenieros legales son abogados o tienen experiencia legal previa. Al contrario, estos pueden provenir de otros campos y comenzar a entender y conocer los procesos legales. En Legal Hub alrededor de la mitad de nuestro equipo son programadores o científicos de datos y su comprensión del derecho proviene de la colaboración con expertos en la materia o de la experiencia en la resolución de problemas legales. Incluso, trabajamos con personas cuya formación originaria es la economía o la administración de empresas. Justamente, esta perspectiva multidisciplinaria y diversa es la que nos permite encontrar soluciones innovadoras a los problemas de los clientes y a nuestras propias dificultades.
La profesión de Legal Engineer en Legal HUB
En Legal Hub contamos con un equipo de más de 20 ingenieros legales. A través de nuestra trayectoria y experiencia en los últimos años, hemos sido capaces de identificar cuáles son las habilidades necesarias y más valiosas en nuestra labor diaria:
- Identificación de puntos débiles o de mejora.
Cuando comenzamos a trabajar con un nuevo cliente, lo primero que nos proponemos es entender el status quo (estado actual) de la situación y las necesidades del usuario. En este sentido, el foco se centra en ciertos aspectos de los procesos legales, como las herramientas que normalmente se utilizan, las políticas internas de la organización, la forma en que se organiza la rutina de trabajo y los tiempos involucrados en cada paso. Con este objetivo, es evidente la necesidad de conocimiento legal por parte de quienes llevarán a cabo la tarea, aunque también se requieren otras habilidades que contribuirán a facilitarla.
Una de las metodologías de trabajo adecuadas para ello es la de Design Thinking. Dentro de esta, muchas veces recurrimos a la técnica comúnmente denominada “shadowing” que, en términos simples, consiste en observar la forma en que los sujetos realizan naturalmente una actividad específica.
Todo este proceso de comprensión enfocado en el cliente es una de las etapas que más tiempo suele insumir en el diseño de soluciones. Se basa también en entrevistas y reuniones para comprender las necesidades de la organización que posteriormente nos permita identificar puntos de mejora en los distintos procesos. Cada una de estas propuestas debe ser analizada para elaborar una escala de prioridades en miras de una mayor eficiencia.
- Resolución de problemas con enfoque en el cliente.
Una vez identificados los puntos de mejora, nuestro equipo comienza a pensar soluciones innovadoras que introduzcan resultados positivos, concretos y mensurables en los procesos legales. Estos beneficios pueden desembocar en una reducción y ahorro de los tiempos involucrados, en la automatización de tareas repetitivas o en la obtención de información valiosa que antes era inaccesible, entre otros. No se trata sólo de implementar tecnología de vanguardia; las herramientas por más sofisticadas que sean, pasan a un segundo plano. Se trata de averiguar cómo las mismas pueden tener un impacto positivo en el flujo de trabajo. La prioridad del ingeniero legal es la resolución de problemas.
Suele ocurrir que los clientes llegan a nosotros con objetivos prefijados que desean alcanzar. En ese caso, nuestros ingenieros legales deben descubrir y decidir cómo alcanzarlo, pero cumpliendo ciertos principios. Por ejemplo, somos conscientes de que en muchos casos, los destinatarios de nuestros servicios serán usuarios sin experiencia en análisis de datos o uso de otras herramientas tecnológicas y es por ello que nos preocupamos por tener plataformas con una interfaz limpia, intuitiva y atractiva, con gráficos y tablas claras. A la vez nos importa que nuestros productos y servicios satisfagan ciertos estándares éticos, como la transparencia, la privacidad, la seguridad, la accesibilidad, los criterios ESG y la rendición de cuentas.
- Enfoque multidisciplinario, diverso y creativo.
Tal como señala Susskind, se espera que los abogados amplíen sus capacidades para volverse más multidisciplinarios. Hemos dicho que un ingeniero legal, es una persona que necesariamente entiende de dos ámbitos muy distintos: el derecho y la tecnología. Estos dos campos de conocimiento, no sólo conviven en una misma persona, sino también en un equipo entero como el de Legal Hub. Todos ellos, con diferentes perspectivas y trayectoria, participan en el desarrollo de soluciones, desde su diseño hasta su implementación, complementandose y aportando ideas creativas para resolver los problemas que se van presentando.
Una etapa clave del proceso de desarrollo de soluciones en la cual se manifiestan los beneficios de los equipos multidisciplinarios, es en la ingeniería de features del ámbito propio del procesamiento del lenguaje natural. Para esta tarea, que se realiza sobre los documentos legales, se necesita el conocimiento propio del dominio específico -en este caso el derecho- con el objetivo de identificar ciertas características del lenguaje que sean mejores predictoras, o en otras palabras, que logren que los algoritmos funcionen.
De este modo, son los abogados los que por un lado, comprenden los documentos legales para seleccionar las features y por el otro, son los perfiles técnicos quienes guían a los primeros en este proceso y son capaces de poner a prueba los resultados, para luego validarlos o repetir el proceso.
- Curiosidad, comunicación y visión.
El sector legal es naturalmente un ámbito conservador, con prácticas tradicionales fuertemente arraigadas, que suele reaccionar tarde ante ciertos fenómenos sociales. Como consecuencia, sabemos que al diseñar herramientas tecnológicas destinadas al mismo, nos encontramos con un fuerte componente de resistencia. Esto puede deberse a distintos factores como el desconocimiento, el inmovilismo, o malas experiencias previas con sistemas similares por parte de los operadores jurídicos.
Para desbaratar estas barreras hace falta que los miembros del equipo sean capaces de mantener una comunicación fluida, entre ellos y con los clientes. Cada disciplina, tanto la programación como el derecho, posee un lenguaje técnico especializado y al mismo tiempo inaccesible para aquellos que no son propios de ese campo. Y como hemos dicho que el principal rol del ingeniero legal es la interacción con los distintos profesionales, la comunicación en lenguaje claro es vital en esta misión.
También la curiosidad es una característica muy útil en la profesión del ingeniero legal. La tecnología avanza y crece año tras año a un ritmo exponencial, mucho más rápido que el derecho. Los sistemas inteligentes proliferan y se perfeccionan y eso demanda a quienes trabajan con ellos una constante actualización. La predisposición a la investigación también contribuye a las soluciones creativas, especialmente en este ámbito de permanente evolución.
- Ética de trabajo y empatía.
El desarrollo de sistemas inteligentes fuera y dentro del sector legal ha planteado múltiples desafíos éticos en el último tiempo, ya sea por problemáticas inherentemente técnicas o por la forma en que son implementados. Poco a poco, la creciente cantidad de denuncias sobre la falta de precaución en estas cuestiones ha provocado que cada vez más los profesionales del sector tecnológico y la sociedad en general pongan en agenda estas preocupaciones y se comiencen a diseñar estándares, que sin obstaculizar la evolución ni la capacidad de las máquinas, atiendan también a cuestiones sociales, ambientales y éticas.
Tener en cuenta todos estos estándares, es una arista importante del trabajo del ingeniero legal. La tecnología en el ámbito jurídico tiene el potencial de ampliar el acceso a la justicia, reducir el tiempo dedicado al trabajo tedioso y mejorar los resultados tanto para los bufetes de abogados como para los clientes, pero la innovación y la inteligencia artificial centrada en el ser humano, no debe ser solo el objetivo final. Los requisitos derivados de este enfoque, deben ser observados durante todo el proceso, desde el diseño, hasta el desarrollo y la implementación. La conducta del ingeniero legal debe ser ejemplar en este sentido, dentro del amplio y creciente sector tecnológico.